Las Niñas

He vivido durante años en piso, y jamás creí que pudiera acostumbrarme a vivir en una casa, fuera de mi ciudad, alejado del asfalto y sin ruidos que me hiciesen sentir a otras personas cerca de mí.

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Hoy, no cambiaría este nuevo modo de vida por volver al ajetreo diario, a las voces en la calle (metiéndose en casa), oyendo a cada momento sirenas y ruido de motores. Qué horror. Vivir con la tranquilidad que da un hogar con algunos frutales -pocos, pero estupendos-; con espacios para vivir juntos, pero también disfrutando de la soledad buscada. Esto no tiene precio.

Sin embargo, todo esto queda en nada si lo comparamos con la sensación de poder disfrutar de tus amigos, sin cortapisas, por no subir el tono, por no molestar a los vecinos, por no tener espacio para que vengan todos. ¡Esto es lo mejor de esta nueva vida!.

Y, sin embargo, todavía esto no ha sido lo mejor. Vivir en esta casa (LA CASA DE LAS NIÑAS) nos ha dado la inmensa alegría de que nuestras hijas y sus amigas (todas nuestras niñas) hayan podido disfrutar con nosotros de muchos días de sol y de lluvia, de baile y de cante, de copas y de barbacoa, de futbol y de billar, de sol y de agua, de risas y de más risas. Por aquí han pasado las niñas más guapas, las mejores niñas. Aquí las hemos visto terminar de crecer, hacerse mujeres y volar al mundo. Aquí las hemos visto traer también a sus amigos, novios y, desde hace poco, hasta maridos.

Por eso, esta casa, sólo puede ser la CASA DE LAS NIÑAS. Gracias a todas nuestras niñas: Lucía, Eva, Ana, Rosa, María, Lourdes, Laura, Marta, Caro, mi Luisi también, la Lolis de Pinos y olé, María “Loquita”, Bea, María Zurita, Mai, mi hija María la de Madrid, María de Graná, Estefanía, Susana la pintora, y todas las que ahora pueda olvidar…(perdón si las hay)

Y, sin embargo, aún se puede mejorar…AHORA VAN A VENIR LOS PEQUEÑOS…..¡QUÉ YA LOS HAY ENCARGADOS!.

Un fuerte beso NIÑAS.