miércoles, 14 de abril de 2010

BRINDIS por Él ( Manuel Fernández, abril 2010 )

Como ayer Gerardo Diego, hoy yo,
pienso en aquél al que hablaré
de sentimientos y versos.

Sé que pronto tendré un discípulo,
un pequeño discípulo
que me cambiará la vida
y rejuvenecerá mi espíritu.

Seguro que estaré
tentado de moldear su alma,
su alma de niño.
Mas, me daré por satisfecho
con abrir su mente y su espíritu,
con hacerle sentir bueno y distinto.

Distinto de mí y de todos: él mismo.

Le mostraré la belleza de los versos,
y le enseñaré a usarlos
para expresar sentimientos.

Espero que, con el tiempo,
me guarde cariño y respeto.

Espero que, con el tiempo, aprenda
a ser humilde con los pequeños,
a ser grande con los poderosos,
y a ser abierto y tolerante
con todas las culturas y credos.

Hoy yo, como el poeta,
brindo por ese niño,
por ese predilecto discípulo,
porque mis dedos rígidos
acierten a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda
en su corazón virgíneo, 
intacto y limpio.

Brindo por ese discípulo
que vendrá en pleno estío,
Brindo por el hijo de mis hijos,

¡ Por Ignacio, mi nieto querido!!!

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