Con el transcurrir del tiempo,
puedes caer en la tentación
de vivir de los recuerdos.
Y corres el peligro
de creer que ya eres viejo,
que se te acorta la vida,
que te falta resuello.
Pero también, con el tiempo,
agradeces las pequeñas cosas,
aprendes a vivir de pequeños gestos,
pequeñas sonrisas
y pequeños guiños no hechos.
Puedes, con el tiempo,
apreciar el valor de los silencios
y los fugaces encuentros.
¡Tan elocuentes
y los fugaces encuentros.
¡Tan elocuentes
como un conjunto de versos!.
Con el tiempo, aprendes
que el amor no se demanda,
ni se roba, ni se exige.
¡Ni se cambia por afectos!
Y, por mí, sabrás
que las personas valientes,
aunque pase su tiempo,
dan y buscan nuevas palabras,
y ofrecen mejores caricias y gestos,
repetidos guiños
y hasta nuevos besos.
Los valientes,
mantienen su capacidad de amar
y buscan la emoción de los encuentros.
Los valientes,
son animosos
para crear nuevos recuerdos
y compartidos deseos y sentimientos.
Y así, los valientes,
¡siempre se sienten nuevos!
MM XI-2010
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