MI TIO MARÍN (D. Antonio Marín Atienza)

Hace unos días que murió mi tío Marín. Mi muy querido tío. Muchas veces lo he tenido presente y he celebrado con mis amigos su buen humor, sus anécdotas, sus dichos, sus narraciones y su extraordinaria forma de ser y de ver la vida.
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Hoy, recordándolo frente a mi PC, mientras en mi cabeza se entrelazan los recuerdos de muchos días, durante muchos años, no soy capaz de repetir o contar alguna de sus cosas. Ni me apetece.
Sólo quiero, sacar de dentro de mí el sentimiento de respeto y admiración que siento por él, y hacerlo público.
Mi tío, además de ser un hombre con un humor encomiable, siempre fue, ante todo, una persona amante y amada. Una persona capaz de entregarse, en cuerpo y alma, a los que quería. Fue un gran padre, un gran esposo, un gran abuelo, amigo de sus amigos, y también…fue un gran tío.
Fue un hombre bueno en todos los sentidos. Un hombre que supo estar en las maduras, y un hombre que también supo estar en las duras. Y, en éstas, también supo mantener el humor, que no olvidó ni aquél día. “Adiós Blas, que te vas”, dijo ante lo inevitable.
Hoy yo digo: ha muerto un “abuelo sabio”, como lo llama su nieto. Tan sabio que supo dejarnos la mejor enseñanza y el mejor de los recuerdos: cómo reír, cantar, llorar, sufrir, vivir y hasta morir con la mayor dignidad, con amor y con buen humor.
Te echaré de menos, ¡me cago en la orden!.
¡BRINDO POR TI , QUERIDO TITO!